Noches al raso. De verano, de otoño, de invierno… todas las había probado. A veces las agradecía y a veces las sufría. A veces se quedaban cortas y a veces no terminaban. A veces las recordaba, a veces hacía por olvidarlas. A veces sola, a veces mal acompañada… Había noches para callejear y no descansar. Las había para hacer lo que los días no daban de sí. Había noches para escuchar problemas, aunque rara vez para contarlos.  Algunas noches bebía, y siempre que bebía tocaba llorar. Por eso había días que dormía y noches que vivía, según como fueran dadas las cosas. Por si alguien más se pierde, desde el andén lo escribo para quien lo lea.<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» />

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