… Cuantas veces lo he pensado y cuantas he deseado, de ella poder despertar.
Estoy triste y vacía sintiendo como la negra noche acecha ante mi ventana. Desde el andén, el reloj de la estación marca la hora del regreso y mi cuerpo frío y tendido, espera ansioso ese reencuentro; sin tus caricias no soy nadie y estoy queda. Hace tiempo que deseo que me tengas en tus brazos, que acaricies mi piel tersa; a temblar entre tus dedos y a vibrar en tu presencia, a sentir esos latidos, a tu olor de yerbabuena.
Calmada, inerte, inmóvil mi cuerpo anhela que tus brazos en mi talle, me envuelvan y no se detengan y bailaré entre compases de tus manos ardientes.
Un silbido anuncia tu llegada; asaltarás mis dominios y llegarás a mi lecho pasito a pasito lento; me estremezco, ya estás cerca y convulsa entre tus dedos a tu corazón me acercas.
¡Ay amor nunca me dejes, y enrédate entre mis cuerdas que aunque soy GUITARRA siento, siento que de amor estoy llena!
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