Cada día despierto con la esperanza de encontrarte a mi lado, pero un día decidiste marchar sin decirme adiós y me dejaste la leve esperanza de volverte a ver, aunque sabía que eso no iba a suceder jamás. Te seguí.
Aquellos besos que nos dábamos entrelazando nuestras lenguas y saboreándonos hasta el éxtasis, tus caricias, tu cuerpo, tu calor, ese olor tan delicioso que desprendías cuando terminábamos de hacer el amor, todo aquello se desvaneció cuando decidiste no regresar jamás.
¿Porqué me dejaste así? Nos queríamos, nos amábamos, nos entendíamos… pero no. Tenías que hacerlo. ¡Egoísta! ¿Porqué no me llevaste contigo?.
Ese día en el que decidiste no afrontar tus miedos conmigo, comprendí que ya era tarde y no había marcha atrás.
Desde el andén te vi marchar. No me dejaste acompañarte porque pensabas que sin ti sería más feliz. ¡TE EQUIVOCASTE! Tú lo eras todo para mí.
Tus padres te querían. Tus hermanos te querían. Yo te quería y por culpa de no querer reconocer tu sexualidad ante Dios y ante el mundo, te tuviste que suicidar.
Desde el andén te vi marchar y ya no hay vuelta atrás.
Te querré siempre mi amor.
PD: Siempre tuyo. Damián.
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