Cada noche de todos los días del año espera el paso de ese tren que viene de lejos, que nunca deja en la estación lo que él desea.
Mira siempre hacia el lugar donde verá acercarse esa luz, que le significa una esperanza a medida que su luminosidad se agranda hasta encandilarlo, pero cuando llega la desazón aumenta. Su historia es triste como la ansiedad de la espera y la angustia de la partida. Hace mucho que su amor subió a ese tren que viene de lejos, la vio partir y no imaginó que la promesa de volver en pocos días jamás se cumpliría. A partir del día que ella debía regresar, no dejó de ir una noche a esperarla. Los primeros tiempos, después que el tren se alejaba, su llanto crecía hasta que de su garganta lastimada no salían más que gemidos. Pasaron muchos años pero sus noches siguen siendo desconsoladas. Jamás pudo suplir ese amor clavado en el corazón. Desde el andén de su tristeza, el dolor de su alma inunda en las madrugadas todo el ámbito de la estación.
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