El metro es una pequeña escuela de la vida, si se sabe mirar….
Desde el andén , me gusta observar mientras espero…. «Próximo tren efectuará su entrada en la estación»…Abro el vagón, logro un asiento al lado de una chica con cascos rosas…Enfrente un chico juega con su móvil….
Llegamos a la siguiente estación, se abren las puertas y entonces entró él….
Traía su mochila al hombro y en su mirada todo el cansancio del mundo…Miró a la gente y sus ojos azules se cruzaron con los mios; ví su tristeza densa como una despedida…Empezó a recitar y su voz porteña me llegó; poemas de siempre sonaban diferentes…Toda su melancolía y añoranza, toda su desilusión, desfilaron junto a sus poemas. La bofetada de indiferencia que recibió, la sentí también en mi mejilla; sentí ganas de gritarles…pero ¡¡escuchadle!!…al menos ¡¡escuchadle!!, ¿no oís su grito? ¿qué os pasa?, ¿tan sordos y ciegos nos estamos volviendo?
Él siguió recitando y la chica de los cascos rosas buscó otra canción…
Al acabar el poema, pasó a mi lado, le dí unas monedas y al darme las gracias le contesté…a tí!!
Su sonrisa me reconfortó y sus ojos se volvieron más azules.
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