Es noche cerrada, hace frío, salgo de la residencia apresurada, temo llegar tarde, es mi primer trabajo en este país. El enorme parque hasta la estación de metro está casi desierto, apresuro aún más el paso.

Subo al vagón de metro y me siento, hay un chico rubio sentado frente a mí, me mira, tiene ojos como de loco, no sabría explicar por qué, me sonríe y aparto la mirada rápidamente, su sonrisa es inquietante, sé que continúa observándome todo el trayecto, siento su mirada fija en mí, así como el mordisco del desasosiego en mis entrañas. Bajamos en la misma estación, mierda. Me paro y disimulo ojeando un mapa de la ciudad, desde el andén lo veo alejarse, aún se gira una última vez.

Dejo pasar 10 minutos y algo más tranquila acudo a mi nuevo trabajo, diré que llego tarde porque no comprendí bien las instrucciones. En el hotel donde trabajaré limpiando habitaciones, el dueño parece comprensible con mi excusa dada en un mal inglés, le acompaño a las cocinas donde me presentará a mis nuevos compañeros, el primero de ellos es Richard… y sus ojos de loco se muestran satisfechos de volverme a encontrar…

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