Sólo estaba esperando el tren, como siempre, como cada mañana. Esperando terminar con la rutina de un lunes cualquiera, para llegar al final del día. Para verte al final del día. Otro día gris y vacío viviendo por el mundo sin sentir. Reservando todos mis sentimientos para mirarte desde el andén al volver de todo ese ajetreo que nunca desgasta mis ganas de llegar, de cruzar al otro lado. Tu andén y el mío sólo están distanciados por vías, oscuras y ruidosas. Pero están repletos de otros que entorpecen que me veas. De vagones y ventanales. De subidas y bajadas. De luces y silbidos. Desde el andén bajo mis pies imagino cómo será nuestro encuentro hoy, esta noche. Al acabar este día de ansias e insatisfacciones vendré, volveré a mi andén y te esperaré. Y creo que hoy lo haré. Hoy lo cruzaré. Cuando estés al otro lado y nada se interponga entre tú y yo. Buscaré la forma de alcanzarte, de hacerme notar….de saltar. Y entonces, me verás.

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