Desde aquel anden, una gran mirada, abriendo la gran pantalla del recuerdo.Aquel 3 de Mayo, cuando la pasión pura estremeció las fibras mas escondidas de ser, de permitirse vivir un momento prohibido, prohibido de las palabras «tu debes ser el ejemplo de todos. Triste Valentina, se veía bajar del tren, desde el anden cómplice del vivir, no queriendo mirar a los lados, por miedo que sus pensamientos se escucharan y descubrieran lo que su cuerpo había vivido. Miedo de la mirada de él, quien a través de la ventana del tren, observaba como se alejaba Valentina. Miedo de sentir que era un hasta luego o un adiós. Desde aquel anden, que guardaba el recuerdo de una moral perdida en el gran secreto de la entrega, de la experiencia de piel a piel, de un cuerpo que el tiempo ha pasado y otra piel que comienza a vivir, pero dos corazones que al compás de la pasión, se convirtieron en uno. Donde se unieron sudores para regar esa flor de media noche llamada Valentina. Desde ese anden, una mirada perdida, unos ojos llenos de lagrimas de recuerdos felices de una noche, que perdió su moral y se colmó de inspiradora pasión.
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