Schizophrenia underground

–Hola, te llamo desde el andén. ¿Dónde te encuentras? –le preguntó María.

–Te estoy viendo, ya voy hacia ti.

María colgó la llamada, esperando encontrárselo tal como le dijo. Pero no llegaba. Volvió a llamarle… No paraba de comunicar. Una hora, dos horas. No sabía qué pensar. ¿Una broma de mal gusto? ¿Le habrá pasado algo? Seguía llamándole y la operadora de la compañía de teléfonos, le dijo que ese número no existía. María tembló, finalmente cogió el primer metro dirección al centro. Salió al exterior, decidida a ir a buscarle a su casa. Ya en el portal, le tocó el timbre. Salió una señora, diciéndole que allí no vivía nadie con esas señas. Se fue corriendo hasta la comisaría de la policía más próxima, entre lágrimas y sollozos, contó lo que le había sucedido.

Días más tarde, recibió una nueva llamada, era la secretaria de su psiquiatra recordándole su próxima cita.