Cansada ya de tantas idas y venidas y de una vida marcada por la soledad,solía sentarse a contemplar desde el andén su desnudez del alma.Sonreía a los transeúntes y se imaginaba que alguno de ellos con un guiño de un ojo,la invitaría a salir de aquella frialdad mórbida que le congelaba y atormentaba.Quería elevar ancla,volar hacia donde nadie la juzgara nunca más,pero su cobardía hacia lo que pudiera encontrarse fuera de aquellas angostas calles del pueblo que la había visto crecer y perecer,se lo impedía.                                                                 Pero hoy era un día diferente,hoy por fin se había decidido a dar el salto,a liberarse y desde la lejanía cuando oyó el silbido del tren,no lo dudó ni un instante.Fue un interminable instante,eso si,Lo único que percibió fue el aviso alarmado de aquel trabajador que intentó evitar lo inevitable.Ahora ya no estaba sola,miles de almas liberadas la arropaban con su negro manto. 

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