AL OTRO LADO DEL ANDÉN

AL OTRO LADO DEL ANDÉN

Federica Rogeles

04/08/2013

Corría a un lado de la calle…impaciente pensaba lo mismo de siempre, que en mi monótona vida asomara esa imagen impactante y adorada, esa misma imagen que esperaba casi todos los días. Era una rutina interrumpir el sueño exquisito luego de no conciliarlo  en esas horas de oscuridad, desperezar mi cuerpo adormilado, lavar mi cara con el agua que salia de los tubos oxidados, y correr para llegar a ese matadero al que le entregaba mi vida. Cuando iba y regresaba siempre veloz, solo iba y venia, porque cuando hay dinero de por medio, «el tiempo es vida»…bahh valiente vida repetía cuando me derramaba en la cama con su chirrido para descubrir que nuevamente no cerraría mis cuencas, pues estaría impávida mirando la pintura vieja del techo que de a poco se desprendía, tal como lo hacían mis ilusiones al descubrir que llegados los 34, seguía esperando esa persona que me cubriera con húmedos y anhelados besos… y  llegada la noche me permitiera dormir como nunca en sus brazos. Ya no soportaba más tanta agonía en el mundo de afán…decidí por una vez observar, para descubrir que siempre me miraba desde el andén…el otro andén, allí donde queda el cementerio

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