Álgido, tibio o muy cálido si el sol da en la frente del «Loco».
Alzaba su mirada entre paños de tela y polvo, a la vez que corrían los chicos a la escuela.
Empezaba con estas señales un día más entre los otros, la tranquila y rebuscada vida, desde hace otoños con otros alborotos.
Mascaba un poco de cáscara y mezcla de frutas en buen gozo, caminaba de una esquina a otra, siempre. Que me miras? le pregunta a unos, gracias les decía a otros.
Desde el Anden; El mismo que es su casa y patio, cuando era un pequeño. No tiene buen lecho, ni techo. Pero si ! un paisaje de cemento y pequeños jardines de los vecinos de esos predios, que ya es suyo sin firmar un acta que lo declare como dueño.
Allí ve amaneceres arco iris, a veces con lluvias o hielo, escucha las formas de vida en niños, adultos y viejos. El apenas nace cada día de nuevo, con sonrisas y ojos tristes nunca se queja de lo lo propio ni lo ajeno.
Yace en el mismo pedazo de cemento, entre cartones, una armónica y su perro; El Loco ve todo, siempre !!!….y risueño.
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