Nunca has abandonado a la niña Chelito que fuiste. La has mantenido intacta dentro de ti. Junto a ella, sobre ella, has hecho crecer a Consuelo, la adulta, la que manda, organiza, ayuda, protege. La que das a conocer. Tu carta de presentación. La mujer fuerte que toma decisiones arriesgadas, temerarias a veces.

Chelito, la de la boca dulce, la que pide protección y sonríe para que la aceptéis, sumisa, tranquila, callada. Chelito, la que se esconde de Consuelo, creyendo escapar a su mirada. ¡Inocente, sabes que no puedes huir de ella desde el andén de la vida, que estás atrapada sin haber crecido! 

Consuelo se encargará de hacerte llorar una y otra vez si vuelves a esconderte. Te dejará echa trizas el alma. Para eso está. Es más grande, más inteligente que tú. Ella razona. Tú sientes. Tú solo sientes. Y sentir duele.

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