Actitud positiva

Actitud positiva

Tere A.

18/09/2022

Marcos salió de casa con una actitud positiva, como exigen los cánones actuales. Así lo consigues todo en la vida, piensa en positivo, se repetía.

Cogió dos trenes antes de lo habitual para no llegar tarde. Sabía que había más interesados en conseguir el contrato de seis meses. Raúl era uno de ellos, parecía no tener problemas, o los dejaba en casa. Él, sin embargo, vestía cara de preocupación todo el día. ¡Qué serio estás!, le decían sus compañeros.

Se dejó caer en el mismo asiento de todos los días, extrañado miraba a su alrededor. Arrinconado en la ventana le costaba respirar, se sentía pequeño. Intentó cambiarse de sitio, pero el tren estaba repleto. Así que se concentró en sus pokémons, intentando disimular el desagrado que le producía verse atrincherado por un hombre obeso a su lado y enfrente por dos hombres de piernas largas. Echaba de menos los rostros habituales: la chica con cara de libro y el chico que nació tatuado.

El tren se detuvo. Miró por la ventanilla, sólo se veía oscuridad. Todavía no había amanecido y el paisaje no estaba dibujado aún. Repasó las fotos de Raúl en instagram: siempre tan moreno, en la playa, en el gimnasio; el tren seguía sin moverse y la gente comenzó a murmurar. Uno de los hombres de piernas largas detuvo su tecleo y levantó la vista, buscando una explicación en el exterior. El otro ya roncaba. El obeso empezó a acomodarse en el asiento. Transcurrida una eternidad, se escuchó una voz: “Les informamos que se ha producido un accidente, no se podrá continuar con el trayecto hasta nuevo aviso. Disculpen las molestias” Alguien se ha tirado a las vías, comentaban los pasajeros.

Marcos trató de respirar y pensar en positivo. << ¡Vaya mierda!, ¿a quién se le ocurre fastidiar a la gente cuando va a trabajar? ¡Qué egoísmo! Hoy que tiene que llegar temprano, para colmo va a llegar tarde>> Le envió un mensaje a Raúl, que no contestó. Tranquilo Marcos, se dijo, e intentó dormir un poco. Imposible.

Dos horas más tarde llegó al aeropuerto, agotado, antes de empezar a trabajar. Raúl, con su habitual sonrisa, le comunicó que no había mucho trabajo, se habían cancelado muchos vuelos por la huelga de Shit Air.

La esperanza de conseguir el contrato ansiado se desinflaba. Ya veía la cara de decepción de Inés. Cuando fueron a visitar el primer piso en que había que pagar menos de setecientos euros al mes de alquiler, mintió al dueño, diciéndole que querían mudarse a un piso más céntrico. No podía decirle que a sus treinta y dos años vivía en casa de sus padres con Inés, su novia. Ella también es ingeniera y está desempleada, nunca ha trabajado. Tiene una entrevista cada seis meses y casi siempre le preguntan que si está casada y que si piensa tener hijos. Como es buena chica siempre contesta y no les dice que se metan el trabajo por el culo y que se vayan a la mierda.

En su bandeja estaba la lista de los vuelos asignados para él; sin tomar café y sin apenas saludar al resto de sus compañeros comenzó su tarea: Vuelo con destino Madrid: consumo 2.310 litros de queroseno. Mira la hilera de bidones sin verlos y ya, por supuesto, ni los huele, está acostumbrado.

“Apestas” escuchó decir a su madre esa noche cuando regresó su padre del bar. Desde que se jubiló pasa cada vez más horas fuera de casa. Su tío Manolo, en cambio, viene a menudo de visita. Si conseguía la renovación, prometió darle un aval. Se pregunta por qué.

Fue cogiendo los bidones uno a uno y vaciando su contenido en un depósito que luego otro compañero se encargaría de transportar hacia el avión para llenar su tanque.

Hace más de un año que tuvo la oportunidad de conseguir este empleo, lo llamaron de una empresa de trabajo temporal, diciéndole que era una oportunidad única.

– Eres ingeniero te mereces algo mejor, desobedeciendo a su madre, aceptó y firmó su primer contrato de tres meses.

    Los pasajeros estaban obligados a aportar el combustible, una cantidad proporcional en líquidos al número de kilómetros que recorrería el avión. Al principio la medida no fue aceptada y se organizó un movimiento de negacionistas que rechazaban la crisis del combustible, alegando que era una prueba más de la hegemonía los gobiernos totalitarios. Pero pronto se convirtió en una imagen natural ver a los ciudadanos deseosos de viajar, entregando sus bidones en los mostradores de facturación.

    -Te llama el jefe, suerte, le dijo Raúl.

      Apagó el móvil, sólo veía cómo los mensajes de Inés iban creciendo. No podían seguir viviendo así. Todos los pisos que había visitado hasta ayer eran pisos de ultratumba con un fantasma, crías de insectos o lo que es peor un mal vecino incluido en el precio

      Marcos se dirigió con rapidez al despacho, abrió la puerta, sintió mareo, se sentó. Sobre la mesa gigantesca yacía un documento de proporciones inmensas. Sus letras bailaban sin música delante de su vista.

      El jefe le tendió un bolígrafo.

      – Trabajas muy bien, pero debido a la situación actual…

      “Debido a la situación actual” estas palabras hicieron eco en su cerebro.

      …sólo puedo ofrecerte esto. ¿Lo tomas o lo dejas?

      Firmó la renovación del contrato por un mes más.

      Se arrastró hacia la salida, no encontró en su mente ningún pensamiento positivo.

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