…cuando trabajamos por un sueño…

…cuando trabajamos por un sueño…

Si, así es, antes trabajábamos por un sueño, por un anhelo, por una vida que no nos permitía caprichos pero que nos enseñaba principios y valores que sonaban en aquel estridente despertador que parecía no cansarse nunca.

Hoy, cuando las noticias nos dicen una y otra vez, que falta mano de obra, que los sueldos son pésimos, que las jornadas son interminables, yo me pregunto, donde están los sueños, las ilusiones, las ganas… todo se reduce a esa maldita realidad virtual donde nos escondemos para que la otra realidad, no nos descubra y nos enseñe su peor cara.

Hoy, el trabajo sólo vale para pagar facturas imposibles, para comprar mentiras de oferta, para dejarnos en el surtidor de los hipócritas, el sudor de nuestra pena, para poder llegar… al trabajo, porque si no voy a trabajar, mis razones son la excusa perfecta para firmar el finiquito.

Antes, trabajabas por un sueño y hoy sueñas con trabajar para poder sobrevivir, porque vivir ya es algo al alcance de los oligarcas de la pobreza que se hacen ricos trabajando…. con nuestras miserias porque el mercado del hambre está en alza y esta es una gran oportunidad.

Los bancos, no tienen piedad y ya no se construyen casas con la primera piedra que simbolizaba un futuro, sino, con enormes losas en forma de hipoteca, que cada vez pesan más en la espalda del abnegado trabajador de clase… en peligro de extinción… que no puede hacer otra cosa que intentar seguir adelante, pasando de puntillas por su buzón, porque el miedo a abrirlo es atroz, no vaya a ser que alguna de esas grandes empresas que cotizan en la bolsa de los malditos, se acuerde de mi… en forma de factura, otra más.

Hoy los sueños, vienen en  no se qué aplicación del móvil, porque las preocupaciones del día a día no nos dejan dormir, ni soñar y cuando el amanecer nos ánima a levantarnos, nos lavamos la mirada con el café que nos quedó de ayer mientras nos preparamos un almuerzo de resignación y una tartera de incertidumbre, a ver que tal la jornada.

Antes, trabajamos por un sueño, porque la vida nos invitaba a soñar, nos dejaba soñar y nos ofrecía oportunidades para vivir, pero hoy, las ilusiones se quedan en un contrato temporal o en un final de mes que empieza el día 5, cuando ya te han pasado todos los gastos.

Solo pido que ningún trabajo por duro que sea, nos impida soñar porque ese es gran tesoro todos llevamos dentro y ninguna nómina podrá comprarnos este don. No dejemos de soñar nunca.

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