Llevo con esta ansiedad varios días, pero especialmente hoy me siento como hace siete años, se preguntarán

¿Ah? ¿Qué significa eso?

Déjenme explicarles, años atrás estaba a punto de graduarme de la universidad, trabajaba en la empresa de mis padres, pues como decían

¡debes encargarte del negocio familiar!

Qué estúpida que fui..

¿Si me arrepiento? todos los días de mi vida especialmente hoy, trámite tras trámite siento que en cada papel que firmo, en cada papel que imprimo dejo un poco de mi vida. Yo soy María una ingeniera mecánica, mejor dicho, una mujer frustrada que va dejando migajas de si misma en un trabajo que no le llena; soy un poco infeliz, con un poco de angustia y estrés. Hay días como hoy, que corro al baño a llorar sentada en el piso de baldosa frío esperando que mi interior se congele para no poder sentir esa opresión en el pecho.

Me levanto secándome las lágrimas de los ojos, me lavo la cara y salgo; ninguna persona me regresa a ver, nadie escucho mi llanto, el sonido intenso de las máquinas lo opacó.

Mi vida pasa ante mis ojos, nada tiene sentido, despierto a diario sin ser yo misma. Estoy tan cansada, desde hace doce años estoy tratando de llenar los “zapatos” de mi padre. La mecánica es como el pan nuestro de cada día ha estado conmigo desde que nací, pero nunca fue lo que quise.

Mis ojos de nuevo se llenan de lágrimas, el taller está lleno sin embargo me siento tan sola

“¡Corre, ayuda a bajar la tubería!” me gritan.

Doy media vuelta respiro hondo, tan hondo que mi pecho duele por las lágrimas que no salieron y están apuñalándome el alma; tomo mis guantes y salgo para ayudar.

Mis brazos me duelen de nuevo, me saco los guantes las manos me tiemblan, ha regresado mi ansiedad.

No se que es más grande, si las ganas de renunciar o la culpa por querer dejar este trabajo.

Algún día lo averiguaré.

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