Soy una trabajadora más que labora por turnos, turnos de urgencias, turnos de guardia, turnos, turnos, pero no me puedo quejar o sí pero mejor que no, tener un trabajo hoy es un tesoro, mi tesoro, aunque mi verdadero tesoro es mi pequeña Natalia y por ella voy hasta el fin del mundo.
Unos días me la cuidan los abuelos, otros una buena amiga. Como madre soltera y para no perder el trabajo, me he visto obligada a llamar a un Tele-Canguro, es una empresa nueva que han creado para ayudar a las que como yo se ven apurada para no tener que dejar a sus hijos e hijas solos o solas, no vaya a ser que pasen accidentes por dejarlos solos, con más años y con unas algunas cámaras dispersas por la casa puedes vigilar cada cierto tiempo para saber si esta bien, la mía todavía es muy pequeña para esas aventuras, pero la verdad es que es una irresponsabilidad, aquí tienes que elegir, el trabajo o que pase un accidente, y no es solo que suceda una tragedia, sino también que si se enteran los de servicios sociales te quitan la tutela y eso sí que no lo soportaría, preferiría perder el trabajo que dejar de disfrutar de mi hijita.
Los abuelos siempre están dispuestos, pero se están haciendo mayores y algunas veces me la miman mucho y le hacen todos los gustos, yo ya les he repetido muchas veces que se tiene que acostar a las nueve, pero ellos no atienden a mis normas y hacen que me escuchan y yo termino por hacer la vista gorda.
Mi amiga no me quiere cobrar pero me da apuro no pagarle algo por esta responsabilidad, 10 euros la hora es poco por el trabajo que da, porque aunque parezca que no, con los peques hay que estar con 10 ojos, a un ojo por euro, y cuando empiezan los primeros pasos, no sé qué manía tienen de meter los dedos en los enchufes o comer tierra de las macetas, no sé si es para purgarse o que, pero me da miedo que se atragante o que le pase cualquier otra cosa.
Los de la empresa no me convencen del todo, no son baratos, y no siempre están a la altura, depende quien me toque, y la persona que me gusta no siempre está libre. Como cuando vamos a la peluquería, si te gusta que te peine siempre la misma peluquera que sabe cómo te quieres peinar y lee tus gustos, siempre pides que te peine la elegida. Cada trabajo tiene su peculiaridad.
Otras veces cambio los turnos con mis compañeros, la mayoría prefiere trabajar de mañana, y librar las tardes noches, pero esto también me chafa el no estar para ponerle la cena, disfrutar del baño y acostarla.
En mi vida lo mejor que me ha pasado es mi hija, no me arrepiento para nada de ser madre aunque reconozco que ser madre soltera o sin pareja es duro de narices. Podía haberlo dado en adopción o abortar, pero no quise porque deseaba ser madre, fue mi elección, y no quería que su padre estuviera en nuestras vidas, él fue mi mayor fracaso. No porque fuera un mal muchacho pero sí un inmaduro, la noticia lo amargó y yo no estaba dispuesta a soportar sus majaderías.
No me puedo quejar de todo, mi estanquero preferido tuvo que cerrar su negocio donde reservaba el periódico y compraba el fuma, porque con el internet bajo mucho la venta de prensa y revistas a eso se le sumó que cada vez se abrían más multi-tiendas con franquicias que vendían de todo, y por supuesto también las gasolineras donde te ofrecían lo mismo y encima no tenías problemas para aparcar ¡Que pena!
Cuando me veo apurada, Guille me dice que le lleve a Natalia, el se gana unos euros, se niega a cobrarme pero en su caso lo necesita, a mi me gustaría más que la cuidara en mi casa, pero el me dice que en su casa hay más gente y si le pasa algo se siente mejor y le da menos angustia, incluso me contó que en su patio un día resbaló y por si acaso le vuelva a pasar y se quede inconsciente ¿Qué sabe uno lo que puede pasar?
Lo de Guille a pesar de que tengo que llevarla me está resolviendo bastante, y aunque lo de mi amiga Mari también es una solución, pero ella tiene un buen trabajo y lo necesita más mi estanquero preferido.
Guille es todo un personaje, tiene una imaginación desbordante, y le cuenta unas cuentos increíbles a mi Natalia.
Como sabe que salgo cansada del trabajo me la lleva un poco más tarde ya desayunada y nos tomamos un café y mientras me cuenta su vida, que no consigue trabajo pero que está haciendo unos cursos de atención al cliente y que ha aprendido muchas cosas.
Me cuenta que hizo un PowerPoint y un trabajo de reflexión que tuvo que hacer para clase y que va sobre los robots en el futuro y su repercusión en la vida del hombre y la mujer. Y luego me comenta cosas que me parecen absurdas o peligrosas como que Natalia podría tener un cuidador Robot que haga de Papá y que esté disponible las 24 horas del día, sin pedirle subidas salariales ni vacaciones.
20 años después.
Natalia es madre soltera también y no porque le guste imitarme, sino por culpa de los que heredaron esa falta de compromiso, ese defecto Peter Pan con los que algunos vienen de fábrica.
Pero a diferencia de mi ella no tiene que lidiar con el garfio del capitán, ella es una Wendy valiente y afortunada. Mi nietita Martita, ahora tiene un Papá Robot que la cuida con esmero, que solo descansa media hora para recargar batería.
© William Sunday
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