INFIDELIDAD DE LOS NÚMEROS

Él, reporte en manos, cifras que devoran su mente. Los números no mienten; hay un descuadre colosal, las orejas Encolerizadas, la sangre que hierve. Se oye un grito: un vaso de agua fría, por favor. Dos sorbos de capuchino; las lentillas dilatadas, símbolos que se escabullen entre páginas cuadriculadas. El error es un horror para los hombres que comen números en ataúdes frigoríficos. En el hogar, ella, anidando estériles ideas, desenterrando preguntas. ¿Con quién estará?, ¿cuán bella será? Tal vez ha descubierto el lunar que ella en su primera incursión legalizo. Ella, buscando en el aire ese aroma a perfume volcánico que él nunca llevó. Y en el gran salón, él, desglosando cifras, buscando entre los gastos y los otros ingresos, buscando transacciones sin asentar, buscando en la rebeldía de los números centésimas olvidadas. Ella, olfateadora, la ciudad que despierta de su mentira, más, cuando la verdad aflora; los números en su infidelidad sonríen. Y él, con el diario general bajo el hombro, les sonríe a ella; la cual aún duda.