Mujer Fuerza de Leona.

Mujer Fuerza de Leona.

AlxM

23/06/2022

Madre

La niña llamada “Emma”, de tan solo 10 años, que muchos veían
crecer y correr fuera de casa de padres estrictos y hermanos con prejuicios.

Convirtiéndose en señorita…..

Del estudio de diseño, a un trabajo de en sueños; llegó a ser
mujer.

Con ganas de crecer y vivir, sin reglas o engaños.

Conoció a un joven, que le llamó la atención y la historia de
enamorados se creó.

De repente, sin razón aparente… la noticia llega, de parte, de
un hombre con bata y lentes.

Su frágil corazón, sin motivo o conflicto, empezó a endurecer y
ser frágil a la vez. Aquellos sueños de una persona, se convertirían en parte
de otro pequeño humano que ella empezó a ver, en un futuro lejano.

Feliz y con valentía, dio aquella noticia al joven y su familia;
creyendo que de ellos recibiría apoyo y miles de bendiciones.

¡Sin saber, se llevó una decepción!

Sin, razón empezó a sentirse invisible, aunque tuviera una piel,
con órganos y un alma; que solo un sueño tenía en manos. Ser fuerte y que nadie
le controlara como en años.

– ¿De quién es? – dijo, su madre tirando la toalla de las manos.

– Tendrás que casarte y vivir para tu hogar, como tu madre para
mí – recalcó su padre con el periódico en manos.

– Golfa e indecente. Sin casarte. ¿Acaso te crees con derecho? –
susurró su hermano detrás de su mujer con su hijo en brazos.

– ¡Él no se hará cargo de él o de mí! – con lágrimas en los ojos
dijo Emma, mirando a sus padres.

– ¡Eres mujer!… ¿Acaso no ves que el trabajo para una madre en
estos tiempos no es valorado? – sin cariño o alguna importancia terminó
diciendo su madre.

Con el alma destrozada y lágrimas cayendo por sus mejillas,
Emma, de la casa de niña, se estaba marchando.

El tiempo pasaba y por aquel embarazo se la echó del trabajado, llegando
a repartir comida por la calle en días de verano, llegando a repartir
periódicos en muchos semáforos, e incluso llegando a vivir con extraños en
lugares apretados.

De los pocos trabajos que le daban, por estar embarazada, solo
un par le pagaban con monedas; los demás con comida y bebida; era a lo que ella
aspiraba en el día para dar otro día de vida al ser, que vivía y venía
creciendo en ella a la vez.

Limpiando una de las muchas casas, que debía para recibir un
pago, ya sea en moneda o comida; la dueña sin querer tira papel y muchos
carteles de diseño de moda, para jóvenes y adultos; para niños y señores.

– ¡Disculpe!… debería llevar un poco de verde turquesa en esta
bufanda – dijo, Emma señalando un vestido sin pintar en el papel que recogió de
sus pies.

Con interés empezó a preguntar aquella mujer.

– ¿Y en este traje de señor, le faltaría algo, chica? – dijo, la
señora interesada en saber.

– Un par de rayas blancas y una corbata de moño – explicó con
cortesía, Emma.

Empezó a demostrarle, a aquella señora que tenía habilidades en
el diseño.

– Te pagaría mucho si me ayudaras con algunos diseños, Emma –
dijo aquella señora, tiempo después, reconociendo el talento y llamándole por
su nombre por primera vez.

Las heridas del pasado, solo serian una mancha en un papel, pero
las heridas de su hijo sería una daga en su ser.

¿Cómo el tiempo empezó a transformar a una niña, que solamente
quería jugar en el parque con sus amigos, vecinos y familiares?

¡Aún no lo sé!

Creían que siendo frágil no lograría conseguir romper paredes, por
alguien a quien dio un nombre.

De ella nadie esperaba nada por ser madre y menos por ser mujer.

Realizaba trabajos fuertes como niña por obligación, sin ningún
tipo de remuneración.

Al crecer empezó a ser más fuerte, y todo por un poco de lujo, y
obtener un precio de la finalidad de su esfuerzo.

Pero al ser dos, sintió que nada tendría precio por un pequeño,
que nombraría en la puerta de un hospital.

De cocinera, a criada; de lavandera, a enfermera y relojera; de
animadora a arquitecta…. Tantos empleos a la vez y la verdad, aún no logro
entender… ¿Cómo aquella niña en mujer hoy, en día es?

Lo poco que gana, lo gasta en un obsequio para alguien que no
siempre ve su esfuerzo.

La manía que tiene por dedicar tiempo, sin ganas, sin fuerzas…
pero con una sonrisa que esconde mil heridas.

Su pasado, aun marcado por el dolor del desprecio al convertirse
en madre, se convirtió en un escudo por proteger a un “chaval” que a veces le
hace llorar.

¡Y aún sigo sin entender, como logró trabajar duro por alguien
que no lo suele valorar!

Hoy en día solo admitirá un error, si su ser más querido está
por sufrir, incluso si fuera culpable de los actos, ella sin duda pagaría por
un error del ayer, que sus manos no realizaron.

La vida la mantuvo y mantiene de pie trabajando día y noche, las
24/7 de la semana, sin descansar ni desfallecer.

Aquel trabajo nunca será valorado por quien aún no la ha
perdido, a quien puso su cuerpo y alma, como escudo por una sonrisa en sus
labios.

Si tan solo aquel esfuerzo se valorara día a día, seriamos
mejores humanos y dejaríamos de odiarnos tanto.

Ella, sin ganas a nada, quiso tenerlo todo en un mundo de
prejuicios, a un nombre sin concepto o respeto por su significado.

Ella, de tenerlo todo, lo dejó o lo empeñó por empezar a luchar,
por alguien que hoy en día, probablemente nunca preguntaría, si su madre, con
todo el trabajo que hizo por verle feliz, recibió una paga digna y justa.

Porque, simplemente él o ella nunca presto atención en pequeños detalles de un ser, que entregó todo lo que tenía por amor, para no verle pasar por donde ella un día caminó.

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