El Extraño caso MANS

Recuerdo aquella vez que nos reunieron a todo el grupo de ingeniería para notificarnos que el nuevo sistema de monitoreo MANS (Monitoreo Automático No Supervisado) podía hacer el trabajo de los seis ingenieros que estábamos en el departamento. Era el sistema de inteligencia artificial más completo para monitoreo de redes y eventos cibernéticos. No solo monitoreaba, sino que también era capaz de crear un ticket, buscar una posible solución, remediar o aplicar correctivos y si todo lo anterior no era efectivo se comunicaría con un agente especializado para escalar los problemas.

Solo dos permaneceríamos en el equipo local y el resto sería enviado a otra sucursal para otros trabajos. En ese escenario, recuerdo que pensé que la opción que me era más cómoda era ir a la otra sucursal porque estaba ubicada mi pueblo natal y allí sí me sentiría cómodo.

Con mi buena o tal vez mala suerte, me gané uno de los dos puestos para avanzar al siguiente nivel, lo que significó un poco más de dinero, pero muchas más funciones. Además, debía leer los informes de MANS sobre todas las tareas que anteriormente mis colegas y yo desempeñábamos.

Nunca imaginé que me citarían aquí hoy, con todos mis antiguos compañeros para determinar: ¿por qué el sistema había dejado de funcionar diariamente a las 5:00 am?

El gerente de innovación y desarrollo artificial, Julio Cruz inició la reunión diciendo:

-Aún no hemos determinado por qué el sistema presenta desconexiones diarias desde las 5:00 am hasta las 5:10 am. El sistema se ha autoevaluado y a la única conclusión que llegó es que la desconexión se da por falta de energía.

-El sistema se apaga —dijo Daniel de nuestro grupo.

-En efecto —replicó el gerente Armando Frías que era el encargado de infraestructura. Inmediatamente continuó: 

-El sistema se apaga, pero hemos descartado problemas energéticos en el edificio, ni tampoco en el banco de baterías de respaldo. Ningún otro equipo se apaga, solo MANS.

—Debe ser una rutina que genera una interrupción del sistema, para protegerse MANS se apaga. -dijo Yulisa nuestra bella compañera.

—Si no es eso, debe ser un problema de temperatura —agregó Ismael también del grupo.

—Ambos casos fueron analizados. Instalamos sensores de temperatura inteligentes en todo el edificio y los sincronizamos con MANS. Todos los datos confirman que no hay problemas de temperatura —dijo Armando.

—El caso lo elevamos al fabricante para que depurara el código del sistema. La respuesta fue que el sistema era óptimo, no tenía “bugs”, ni tiene rutinas que lo lleven a apagarse.

Quizás por un reflejo o quizás porque yo sufro del síndrome del pendejo, ese síndrome que no es más que reírte inoportunamente o pensar en voz alta cuando menos lo necesitas, porque esas ocasiones no pasan desapercibidas, mientras todos pensaban en el problema, yo sin querer solté una carcajada. Julio que estaba claramente corto de paciencia, debido a que este tema tenía ya un par de meses y aún no se solucionaba, con bastante furor me preguntó:

—¿Le parece gracioso, Esteban?

Yo sentí que me estaban apuntando con un arma, que ya la tenía en la sien y que me iban a disparar. Pero me calmé y respondí:

—No fue mi intención, solo me pareció gracioso que el sistema que nos reemplazó ahora nos necesita.

El silencio que siguió fue abrumador, el aleteo de un mosquito podría causar un torbellino en semejante vacío. Ya estaba resignado ahora iba a volver a mi pueblo, pero desempleado por boca floja y chistoso, pero Armando que era amigo mío desde la época de la escuela y Daniel que había iniciado conmigo en la compañía rompieron el silencio:

—Enfoquemos los esfuerzos en la situación que tenemos. Sabemos que no hay problemas de temperatura, rutinas del sistema, ni problemas de energía eléctrica, que más puede estar pasando —dijo Armando, seguido rápidamente por Daniel que me volvió a meter al juego.

—¿Qué se te ocurre Esteban, tú siempre tienes buenas ideas?

Nuevamente todos me miraban, entonces dije la primera tontería que me vino a la mente:

—Hay que observar a las 5:00 am, lo que ocurre en el sistema directamente en los servidores principales. Otra vez todos se quedaron mudos, hasta que el mismo Julio exclamó.

—¡Usted parece tonto, pero es brillante! 

— Esta noche todos esperaremos hasta las 5:00 am a ver que era lo que ocurre con el sistema.

El cuarto de servidores se encontraba en la planta baja, allí habíamos trabajado por años hasta que MANS nos desplazó. Los 6 nos habíamos turnado para analizar la situación, hasta las 4:45 am no había ocurrido nada, a esa hora Daniel vio que encendieron la luz del corredor, fue a ver qué ocurría y se encontró con Melissa, la amable señora de limpieza que había reemplazado a la encargada anterior Minerva, que nos conocía a todos. Minerva se había jubilado dejando la vacante.

Melissa por su parte no nos conocía, pero era del mismo pueblo que yo, llegaba súper temprano porque estaba acostumbrada a madrugar, el tráfico hasta la ciudad era complicado.

Llegó el momento, las 5:00 am y todos esperábamos ver que ocurría, el sistema estaba corriendo perfectamente, no había ninguna rutina, ni tareas de congestión, todo estaba bien. La temperatura más que ideal, el fluido eléctrico del edificio y del banco de baterías en perfecto estado.

Todos nos mirábamos las caras ante la mirada de Melissa que esperaba que saliéramos para poder iniciar sus labores. Por primera vez en meses el sistema no se apagó a las 5:00 am, nadie sabía que había pasado. A las 7:00 am decidimos retirarnos. Justo al momento de salir, llega una notificación al celular de Julio, el sistema se había desconectado nuevamente. Todos volteamos rápidamente y al entrar al cuarto de servidores, solo observamos como Melissa volvía a conectar el cable de energía de los servidores de MANS. Diariamente lo desconectaba para poder pasar la escoba en el rincón más oculto del cuarto de servidores, no había ningún rincón que ella dejaría sin limpiar, aunque fuera necesario desconectar un cable por algunos minutos.