Gracias pero adiós.

Gracias pero adiós.

AndreaAG

21/06/2022

Parte de mi vida te la debo a ti, hostelería. Tú que tantas horas me robaste, sin tantos fines de semana me dejaste y aún así me distes tanto, que no te lo podría pagar. Empecé siendo una niña y te  dije adiós ya no siéndolo tanto. No sería la mujer que soy si no fuera gracias a ti. 

Te conocí siendo una inmadura, egoísta, con un carácter demasiado temperamental, pero pronto te encargaste de poquito a poco ponerme en mi sitio. Y a golpes y de la manera más dura me enseñaste todo lo que me faltaba por crecer, todo lo que me quedaba por aprender y que siempre me quedará mucho por seguir aprendiendo. 

Gracias a ti tuve la oportunidad de trabajar con personas de cientos de nacionalidades y pude conocer hermosos corazones. Llenos de vida, de alegría, de esperanza. Personas que me enseñaron que eran felices a cada minuto, incluso estando trabajando. Tampoco importaba su pasado ni sus condiciones. Me enseñaron a bailar con la vida, a disfrutar de cada momento, a no dejar que el presente se me escape. Jamás olvidaré a ninguna de esas almas. Mucho menos todo lo que me enseñaron.

Aprendí a ser fuerte, tanto en lo físico como en lo mental. Fui capaz de soportar situaciones que traspasaban los límites, pero solo yo sabía de lo que era capaz. Uno a veces aprende así a anteponerse a un trabajo ¿ Cierto ? Pero que nadie me quite el día de mañana la fuerza que se quedó para siempre dentro de mi. Y por supuesto toda esa fuerza se extrapoló a todos los ámbitos de mi vida. No sería la misma persona sin ella que me caracteriza.

Como humana que soy, también me equivoqué y como dice aquel refrán tan conocido » donde metas la olla no metas la polla», mis disculpas por lo malsonante y también por haberlo hecho. Aunque he de reconocer que han sido historias llenas de locura, de felicidad y de una explosión de emociones. Lamentablemente, siempre serán un bonito recuerdo. De ese tipo de recuerdos que pasen los años que pasen se me escapará una sonrisa.

Me has dado tantos momentos, principios, valores, recuerdos, amigos, lugares… y aún así nada ha sido suficiente para aguantarte toda una vida. Y te pido perdón y me doy las gracias por no hacerlo. Diez años intensos son suficientes para saber qué poco a poco me ibas quitando la salud y que cada vez te veía menos atractiva pues empezaron a persuadirme los libros. Aposté por un cambio radical en mi vida, pero no pude abandonarte, al menos hasta que pudiera dejar de vivir de ti. No le deseo a nadie los dos años que he pasado trabajando y estudiando pero si le deseo a todo el mundo la voluntad y la motivación que nunca he dejado de sentir. Ahora miro atrás y parece todo un mal sueño que me ha dado los mejores frutos, tomando las mejores decisiones. He pasado de levantar una bandeja, a programar aplicaciones. Que ironía ¿ No ? Sé que podrá pensar mucha gente, pero ahora trabajo en algo que me exprime la mente y no me roba la energía. 

Todos mis respetos para quienes elijan quedarse en este sector toda la vida. Ojalá la gente luche y algún día consiga mantener su vida familiar, un salario digno y proporcionado al trabajo que se realiza, unas navidades en casa, envejecer sin hernias en la espalda. Al final los que hemos amado está profesión y estamos a tiempo, salimos corriendo. Buscando quienes sí nos valoren, sabiendo que somos capaces de dar el doscientos por ciento porque es lo que siempre hemos estado dando.

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