Tiempos de espera

Tiempos de espera

Luz H. Baute

17/06/2022

Soy analista de conductas. Eso dice mi contrato. Cuando lo lees, mola. Bueno, el sueldo no tanto, ni el rendimiento exigido cada mes… vale, bien mirado, es un trabajo de mierda. Pero me divierto porque soy de naturaleza curiosa, vamos, un poco cotilla y un algo mirón. Me han dicho que necesitan más personal observador, creo que porque tienen previsto ofertar algo así como «aprende a gestionar tus esperas», como si te dijeran las técnicas para no perder el tiempo, no sé, no me entero mucho de la finalidad, pero tampoco me interesa tanto. Les he propuesto poner cámaras en los lugares estratégicos. No era consciente yo, en ese momento, que el punto de vista contextualizado y humano siempre supone un plus. 

Te cuento por si te interesa. Después de que tienes claro que tú tienes que cumplir los objetivos de la empresa, el modus operandi, el horario, el lugar, los sujetos a observar, en general casi todo, depende de ti. Eso sí, si no llegas, te jodes, se quedan con tus informes, que ellos llaman «mínimos» y no te pagan. Por eso tienes que tender siempre a regalarles un extra, aunque te lo inventes, yo qué sé, un niño esperando que el padre vuelva del cajero automático, una vieja esperando que el perro mee a la sombra de un árbol… esa, ya tú mismo, ¿sabes?

Que sí, que te lo voy a explicar. Necesitas un material mínimo: una libreta de notas, un móvil para grabarlo (disimuladamente) y no joderte la muñeca  escribiendo cada parpadeo del sujeto observado y luego, ya cuando hagas el vaciado de datos, pues, tienes que tener un ordenador, porque ellos te van a enlazar al sistema de «Conductas Humanas En Esperas De Duración Indeterminada» y eso va a ser el material concreto que tú entregas, todo lo del tiempo que has gastado en buscar el sitio, pensar el mejor horario, elegir a quién… no lo plasmas en ningún sitio. Vamos, es como si fueras escritor: al lector le importa una mierda si tienes un diccionario de sinónimos, si escribiste a mano, en una Olivetti vieja o un reluciente PC recién comprado.

Al grano. Eliges el lugar y la hora. Y vas. Por ejemplo a la sala de espera de la consulta del urólogo. Te sientas, como si tú también esperaras. Al principio, y hasta que tengas práctica, no elijas a más de dos sujetos. Recoges los datos, si se muerden las uñas, si se levantan y pasean, si miran el reloj constantemente, si van al baño una, dos, tres veces, si escriben mensajes en el móvil, si leen, si se muerden el labio inferior, o el superior, si resoplan… ¿vas cogiendo la onda? Con el tiempo averiguas todas las conductas que se repiten, les pones signos, números, tú mismo.  Yo no sé qué coño hacen ellos con esos datos, pero lo cierto es que a ti te pagan, mal, pero no sudas.

Diferente es cuando eliges la parada del bus o la salida del colegio. Ahí a veces sí que sudas. Las madres suelen conversar, los padres mirar el agua o el aceite del coche, que sí, que más de lo que crees, los viejos suelen mirarle el culo a las madres, las abuelas suelen intercambiar sabiduría, ahí te tienes que acercar un poco, comparten remedios naturales, recetas, los super más baratos, las cremas antiedad más potentes… algunas hasta las técnicas sexuales con mejores resultados, bueno, esas son las menos; no presupongas la modernidad de quien lleva el pelo teñido de azul o los calcetines desparejados, recuerda aquello de que las apariencias engañan. Otro truco, no elijas nunca a una madre con niños, te va a producir estrés y hasta te verás obligado a intervenir, señora, el niño, que se ha caído… Ya ves, miras, anotas, vacías, entregas y punto. 

Sede provincial de EDCETE

Operario nº 12. de la sede provincial de Estudio de Comportamiento En Tiempos de Espera.-

Habiendo realizado el vaciado de datos de los observadores que han intervenido en el último mes en  distintos puntos geográficos de esta zona y una vez consultado el equipo de asesoramiento nos encontramos con la necesidad de articular un nuevo producto unificador que estimule a partes iguales la paciencia y el estrés, que enfrente al sujeto a su yo pasivo y genere estrategias productivas. Se podría recomendar a tal fin un confinamiento masivo de varios meses. Pasamos el desglose de esta información al equipo de producción. 

Aquí estamos otra vez, oye, después de este parón de unos meses. Estoy contento. Me han vuelto a contratar y además, me regalaron una camiseta, «Menos quejas y más alegría», pone en la espalda. Me han dicho que tienen un proyecto a cinco meses vista, así que parece que tengo curro durante un tiempo. Además, fíjate, pocos pueden fumar en el trabajo. Eso sí, esta vez, me han dicho que preste especial atención a las risas. Supongo que también a la gente que silba o canturrea. Iremos viendo. Por cierto, me enteré que tu madre la palmó por el Covid y tu padre de una depresión a raíz de… ¡Jodida vida, tío!

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