¡No tengo que ponerme!

¡No tengo que ponerme!

Blackbird

11/06/2019

Me encantaría empezar esta historia diciendo que soy millonaria y que en ningún momento de mi vida voy a necesitar trabajar, pero no, en cambio, la comenzaré poniéndolos en contexto de la realidad…

Cuando era adolescente no encontraba clara la idea de necesitar demasiada ropa, así que veía ilógico el hecho de que mi madre siempre estuviera diciendo la famosa frase «No tengo que ponerme», hasta que los 18 años tocaron la puerta con la universidad y clases extracurriculares que me ahora me hacían repetir tanto lo expresión de mi madre al ver su clóset.

Dirán que podía pedirles dinero a mis padres pero esta no era una opción, ellos ya le tenían destino a todo lo que ganaban y no escuchaban mis súplicas para comprar más ropa. Solo se limitaban a contestar con la temible orden de que buscará un empleo, y yo convencí a mi mente porqué ¡Todo sea por la ropa!.

Empecé a buscar empleos en mi ciudad y no tuve éxito. Al parecer mi currículum era igual que describir las habilidades de una niña de 3 años, llevándome a caer en la desesperación de pensar que tal vez no era buena en nada.

Un día encontré un app en el que podía vender artículos que no usaba, obviamente me abrí una cuenta en ella. Al principio todo iba dando resultado pero cuando cobre mi primera paga mis padres casualmente necesitaban de mi dinero, y yo como buena hija se los preste(Los padres nunca pagan). Ya para el segundo mes mi cuenta tenía 0 movimientos y una vez más me bajaban la esperanza de comprarme todo lo que quisiera.

Buscaba trabajo en internet día y noche, preguntaba si habían vacantes en cualquier tienda, cree un par de cuentas freelance en varias apps… Y si, ninguna dio resultado.

Yo sigo repitiendo cada mañana que no tengo ropa, sigo pidiendo plata a mis padres, me sigo inscribiendo en todo tipo de trabajos en los que me exigen experiencia pero no me dan oportunidad de tener una(Inserte cara desconcertada).

¡Contraten a los chicos también! Lo digo con todo el enojo del mundo y con la tristeza de no ser millonaria (No se pueden reír). Bueno, al menos no vivo en el sótano de mis padres, si vivo con ellos, pero no en el sótano.

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