Y heme aquí, encontrándome tan de repente solo ante el mundo. Mi vida fue mi trabajo por 25 años y mi trabajo mi vida, y ahora, no sé que hacer. Me siento en un punto de vida en el que no encuentro el camino a seguir, he recorrido tanto tiempo lo mismo que he olvidado donde había más salidas, sabiendo que he dejado muchas atrás. Sé que debe haber alguna ventana o puerta que aún no he abierto, pero la verdad es que no las veo por ningún sitio. Lo cierto es, que no sé en que punto me perdí, me siento tan apartado de toda la gente, tan atascado como la llanta de un coche en el lodo, viéndo cómo todos mis conocidos se levantan mañana con un sentido bien marcado, y yo, sólo observando.

– ¿Y tu familia?

Ellos no me conciben así, necesitan creer que soy alguien más, confiar en que hago algo para que ellos salgan adelante, que soy un ejemplo de vida, unos pasos a seguir, ¿cómo voy a llegar a casa todos los días con las manos y el alma vacíos? ¿Cómo poder siquiera expresar en mi rostro mis sentimientos?

– Pero hay muchos trabajos ¡vamos, anímate no seas pesimista ¡Verás que encuentras algo. Mira, sólo dale una leída a la sección de empleos, aquí solicitan chofer, ayudante, vigilante…

Sí, pero necesito encontrar algo que me apasione, ¿crees que no lo he intentado? Requiero un quehacer que me anime, que me haga salir adelante todos los días con ese sentido de urgencia e importancia que yo tenía, ir con la frente en alto sabiendo que soy el mejor en lo que hago, no es sólo del dinero.

-¿A qué le temes entonces?

Tengo miedo a que la rutina vuelva mis días monótonos y apagados, y la vida se me escape entre las manos sin darme cuenta…

– ¿Pero no lo ha hecho ya? Tal vez tanto tiempo en el mismo trabajo, haciendo lo mismo todos los días, ¿le has dicho algo a tu mujer? ¿A alguno de tus hijos?

No, no he podido aún, no quiero cargarle mis preocupaciones.

– ¡Pero es que tienes que contárselo a alguien, no puedes guardarte todo esto!

Lo sé ¡Pero vamos, toma tu café, no quiero que hablemos sólo de mí, tu también debes tener tus presiones! Cuéntame de ti, ¿cómo vas con tu trabajo?

– Bueno, como sabes, soy mi propio jefe, tengo altas y bajas, a veces traigo dinero, a veces no, pero no me desanimo, confío en que trabajando duro y a diario, todo saldrá bien y en unos años podré cosechar los frutos.

Quien como tú, con esos ánimos e ilusiones…

– Bueno, pero dime, ¿qué piensas hacer?

Seguir buscando, aún cuando sé que no encontraré nada igual

– ¿Por que no pones un negocio que te ayuden tus hijos, tu familia?

Ellos andan en lo suyo, les he pedido ayuda pero no me han entendido o no han querido hacerlo

– Escribe entonces amigo, escribe

Pero, ¿es ese entonces, un trabajo?

– Dímelo tu

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