Se abre el ascensor, miro hacia el suelo, los pisos están brillantes, aun estoy nerviosa. No paro de sudar, siento una molestia en la garganta que no me deja pensar. Me invaden muchas preguntas ¿ Que diré? ¿Qué me irán a preguntar? ¿Será que si me escogerán? ¿Me servirá lo que he estudiado?

Camino tratando de esconder temores, miro a mi alrededor y veo a mujeres y a hombres, trato de deducir que están pesando. Me siento en un mueble de color azul frente a muchos de ellos, todos me miran de pies a cabeza y continúan mirando hacia la puerta de la entrada de la oficina. Miro el reloj tantas veces, que muchas de ellas aun no ha cambiado el cursor. Abro la cremallera de mi bolso, saco mi teléfono móvil, lo miro y vuelvo a guardarlo.

Escucho mi nombre, son las 7:42 de la mañana, me levanto algo torpe, y camino hacia la oficina, con las manos heladas y algo tensa, respiro profundo tratando de controlar mis emociones.

Al entrar observo a quien puede ser mi jefe, este se levanta, me da su mano, en forma de saludo, lo miro fijamente a los ojos (eso lo leí en Internet la noche anterior). Aprieto su mano con firmeza, tratando de demostrar seguridad. El me pregunta mi nombre y observa una carpeta blanca con unas impresiones, al parecer es mi curriculum, respondo nuevamente mirandolo fijamente a los ojos, me hace otro par de preguntas y anota algo que no alcanzo a leer. Finalmente me pregunta ¿ Cuál es tu mayor defecto? y ¿ Cuál tu mayor virtud? Respondo sin titubear, mi mayor defecto es que soy muy perfeccionista (me digo que torpe soy)

Estoy sudando… hasta mis axilas! Repito la pregunta: ¿Cuál es mi mayor virtud? Mi mayor virtud es que puedo trabajar bajo presión!

En esos momentos pensé que somos lo que la sociedad nos permite ser, somos laboralmente hablando, lo que está de moda decir o representar, lo que nuestros empleadores quieren escuchar…

El caballero se levanta estrecha mi mano y me dice: seguiremos en el proceso de selección, como puedes ver, han venido muchas personas por la vacante. La empresa suele enviar un correo con las pautas a seguir, si continúas en el proceso, de no ser así, enviamos un correo agradeciendo por la participación e indicamos que aspecto hace falta trabajar más, nuevamente te agradezco en nombre de nuestra empresa por participar en la convocatoria.

Agradezco la oportunidad, quedo atenta al correo electrónico. Tristemente debo decir que en las empresas no les importa tu capacidad real de deducción, ¿cómo las mismas preguntas pueden ayudar a seleccionar y conocer a tu futuro empleado? Este es un filtro que ya hasta en internet puedes conseguir las mejores respuestas. Todos somos un estereotipo de empleados, y si, tristemente es lo que buscan… Me levanto del puesto y me dirijo hacia la puerta. A esperar entonces el correo que probablemente no llegará…


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