Cuántas personas tienen la dicha de trabajar en la tranquilidad del campo?

Yo si, a diario y hace más de diez años.

Conocí todos los estados anímicos que existen, miedo, rabia, alegría, felicidad, pero no lo cambio por nada.

El poder compartir con chicos su experiencia de aprendizaje y crecimiento es un estímulo natural para sortear las dificultades que tengo para llegar allí.

Mi jornada comienza en horas tempranas, saliendo de mi hogar para hacer dedo, ya que no hay medios de transportes públicos. Esto acarrea millones de anécdotas, viajes en camionetas con cúpula descubierta en época invernal, en camiones transportadores de granos o de animales vacunos y hasta en una máquina de vialidad.

Comencé siendo cocinera, una profesión maravillosa. Nada como sentir la satisfacción de ser la responsable del alimento diario, en ese momento a mi escuelita asistían solamente 39 alumnos, la comodidad era nula y los problemas muchos. Se cocinaba en un espacio muy reducido y se servía bajo una galería, prácticamente a la intemperie, con calor o frío, lo importante era brindar ese plato de comida caliente, sabiendo que para algunos era el único del día. De eso primeros años quedan en mi sensaciones hermosas, ya que el grupo, al ser muy pequeño incitaba a una complicidad y amistad mucho más intensa que en los días actuales.

Mi primer compañera y maestra de cocina fue «Doña Luisa», con sus 70 abriles a cuesta fue un ejemplo de responsabilidad y esfuerzo, cerrando los ojos recuerdo sus palabras y sus mates dulces. Como olvidar sus dichos, todavía, quienes formamos parte de aquellos tiempos los repetimos con una gran sonrisa.

El cambio de modalidad a escuela agrotécnica trajo aparejado el aumento de matrícula y lógicamente, dejó en evidencia la falta de comodidad edilicia y también de materiales.

Con Andrea, compañera pos Luisa,soñábamos con una cocina y comedor grande,y sufrimos cuando por falta de comodidad nuestros chicos debían transportar la comida y utensilios a sus aulas, para almorzar allí, con la incomodidad de luego utilizar los mismos pupitres para el dictado de clases. Que decir los días de lluvia. Incluyo en esta peripecia a los profesores a cargo y a el resto del personal, nosotros debíamos lavar los platos bajo el abrasante sol o el frío implacable.

Nada de eso logró amedrentar los sueños de todos quienes trabajamos allí, solo fue un aliciente para hacer distintos proyectos e incluso la realización de una fiesta anual Hernandiana (por su nombre José Hernández). Dicha fiesta fue el disparador para formar una agrupación gaucha con alumnos y ex alumnos de la institución, quienes no solo trabajan y desfilan en estas ocasiones, sino también en distintas fiestas tradicionalistas que se dan en la zona.

Además de la secundaria, se encuentra la escuela primaria Ramón Febre, eso me dio la dicha de conocer a la Seño Griselda, responsable de la primer modificación en la cocina, eternamente agradecidas, ya que permitió mejorar nuestra jornada laboral, por un tiempo, ya que el aumento de chicos fue arrasador.

Por estos años apareció Moncho, gran cocinero y compañero, especialista en salsas y con quien realizamos comidas típicas como locro y buseca que se recuerdan siempre. Solía provocar la rabia de Andre,ya que en el momento de lavar se nos escapaba a jugar al voley con los chicos, o sea, responsable de algunas de mis canas, jaja.

Imposible no nombrar a Exequiel, peón de patio, compinche, amigo, cuasi hijo. Juntos guardamos historias de tratos y des-tratos imposibles de narrar.

Y Graciela, ordenanza, protectora, la mejor compañera que me dio la vida, con sus mates, sus plantas, la atención a los distintos perros que se fueron quedando como parte de la escuela, a quien extraño a diario, a pesar de comprender que es justo que disfrute de el descanso merecido por la labor cumplida.

Se fueron sumando gente, las Marielas de cocina, Maira y como ordenanzas Martín y Sonia, responsables de las rondas de chismes y mates actuales.

Llegaron las mejoras anhelados y 100 hectáreas para la realización de las prácticas pertinentes. Hoy se disfruta de un espacio para usos múltiples con todas las comodidades y también con una cocina acorde a las necesidades, un sueño cumplido.

Pasó y pasará mucha agua bajo el puente de esta institución, lo que queda es el ámbito de familia, donde las alegrías de alguien pasan a ser de todos y las angustias forman parte de la preocupación del conjunto.

Aquí forjó sus primeros años de secundaria mi hijo Franco y recibió su título de técnico en producción agropecuaria mi hijo Ricardo, por si le faltaba un aditamento para formar parte de mi historia.

Suelo pensar: que hace a que algo crezca de manera tan avasalladora?

Sin lugar a dudas lo que empuja este tipo de acciones es la calidad humana de la gente que la compone, por que no es fácil dejar la familia casi todo el día y salir a la incertidumbre de la calle.

Quienes lo hacen están movidos por un gran amor al prójimo.

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