El marinero de sal.

– El siguiente!, pregunto el pescadero, mientras me rescataba del mas profundo dolor, al mirar aquella exposición de peces y mariscos.

– María, no tardes el barco parte a las cuatro y no tengo listo el traje de faena-. Fue la ultima conversación que recuerdo haber tenido con el, como el decía de partir a su segundo hogar. Manuel siempre fue un hombre de mar. Su barco Madre Norte.

Alta mar, cuatro de la mañana, olas de hasta 10 metros, jornadas del bocarte; -Hombre al agua!-.

Maniobras de rescate, llamada a emergencias, mas diez minutos en el agua, sin señales de Manuel… encuentran su chaleco.

Suena el teléfono, solo escucho a Juan , decir que me calme, he dejado de escucharle a raíz de oír que ya no esta Manuel, a comenzado la búsqueda. Yo solo veo el fin.

Día 13 de junio llega la despedida, un ataúd vacío, una herida sin cerrar. -María, él esta con nosotros-.

Paseo matutino por la orilla del Cantábrico mientras acaricia mis tobillos. El esta a mi lado, aquí percibo su olor a sal.

By Gloria G. Roman