¡Estoy mal de la cabeza!

¡Buenos días Antonio! Me saluda la conserje al cruzar la puerta del Instituto.

Soy profesor de 3º de ESO y estoy mal de la cabeza. Sí, aún no tenía el año cumplido que me caí del cambiador. Mis padres me llevaron a urgencias y me operó el neurocirujano.

Mi abuela ya lo decía: Este niño no es como los otros, desde la caída, no está bien de la cabeza.

Cada día intento llevar una vida normal. Me levanto a las 06:00 de la mañana para ir al gimnasio. Allí junto con un entrenador personal hago ejercicios para estar mejor y empezar bien la jornada. A veces llego sonámbulo, medio dormido y voy hablando solo. Bueno, eso es lo que me dice la gente.

Soy tímido y tengo muchos complejos. No quiero hablar con nadie. No quiero que me saluden.

Buenos días….NO, hoy será un mal día. Como siempre. Cada día es un mal día. ¡Todo son disgustos, y yo que estoy mal de la cabeza!

Son las 08:00 de la mañana. Entro en la clase. Unos están gritando, otros sentados encima de la mesa, otros mascando chicle y algún que otro con los ojos rojos, ya me viene fumado.

De pronto veo volar una carpeta que viene directamente a mi cabeza. La esquivo, pero rompe el cristal de la puerta. Ostras ¿Quién ha sido? Pregunto enfadado.

Y así cada día. Es imposible dar clase. ¡Esto es de locos! Y yo, que estoy mal de la cabeza.

¡No puedo más! Quiero irme. Sí, me voy. Salgo de clase y me cierro en el lavabo. Intento no pensar en nada. ¿Por qué elegí ser profesor?

Ahora tengo ansiedad. Creo que voy a vomitar. Sí, vomito. No me encuentro bien. Quiero irme a casa.

Paso por recepción. Le digo a la conserje que estoy mal y me voy a casa. Sí, en casa estaré bien. No quiero ver más a los monstruitos. Sí, y luego iré al médico. Que me haga la baja médica y después ya pensaré que hago con mi vida.

Sí, lo mejor sería desaparecer. Irme bien lejos de aquí.

Lo que pasa es que estoy mal de la cabeza, y hoy es un mal día; como siempre.