«Comenzaré, pues por el principio: Érase una vez la duda.
¿Y si quel tipo fue un fantasma ?
Los que me conocen saben de mi inclinación a atender historias en lo que lo sobrenatural termina decantando la balanza del relato. He escrito mucho sobre ellas y creo que seguiré haciéndolo. Pese a que en Occidente vivamos cada vez más en una sociedad materialista que desprecia lo trascendente, no creo que haya nada de lo que avergonzarse: Poe o Dickens. Bécquer, Cunqueiro o Valle-Inclán también se dejaron arrastrar por la fascinación que ejerce lo que se ignora. Todos escribieron sobre almas en pena, sobre aparecidos y sobre el más allá con la vaga esperanza de explicarse el sentido del más acá. En mi caso según he ido madurando he descartado muchas de esas historias y me he quedado apenas con aquellas protagonizadas por personajes que determinaron el devenir de nuestra civilizació. Contemplado desde esa perspectiva lo inefable deja de ser anecdótico para convertirse en fundamental. Por eso nunca he escondido mi interés por los encuentros entre grandes figuras de nuestro pasado y esos «visitantes» surgidos de ninguna parte. Ángeles, espíritus, guías, daimones, genios o tulipas…»
Ya desde el minuto cero el ilustre autor te deja maravillado e intrigado con la fantasmal duda de cierto carismático y enigmático personaje que lleva al autor y al lector de la mano durante toda la lectura a desvelar los maravillosos misterios de cada pintura concreta, dejando al lector boquiabierto y fascinado no tan sólo por la belleza externa y majestuosa de las obras de arte del Museo ni su recorrido, sinó por lo más importante: el signficado de su belleza interna y así mismo el significado de la presencia del misterioso maestro.
OPINIONES Y COMENTARIOS
comments powered by Disqus