“¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.”
Considero este un comienzo perfecto, capaz de atrapar al lector desde sus primeras líneas hasta las últimas. Imaginar el impacto que produce el interrogante que abre el telón de esta novela, es suficiente para que cualquier lector se cuestione sobre quién es ella, la Maga, aquél que la recuerda, que la busca, que la anhela…y lo que es mejor: saber cómo y por qué la ha perdido. Lo anterior hará de la búsqueda de estas respuestas un viaje por muchos lugares que sólo sus páginas son capaces de revelar, y que por lo general terminan deslumbrando al lector.
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