‘Anoche soñé que volvía a Manderley…
Con esta frase se impregna de misterio e intriga sobre el pasado y el presente. El sueño es estar y no estar al mismo tiempo.
El ayer se funde con el hoy, y la esencia, con el ser actual.
La protagonista, así, se ve autorizada a mostrar su pasado con los ojos del presente.
En esta novela, desconocemos su nombre: solo se refiere a ella como la Señora de Winter, la nueva Señora de Winter, porque la anterior, Rebecca, ha muerto. Esta identidad compartida representa el conflicto entre el ser y el no ser, porque ella no es «única». Hay otra, otra que no existe ya, pero está presente.
Esta dualidad de los opuestos hace esta novela UNICA. La coexistencia de los opuestos está patente en toda la novela.
Por otra parte, muestra magistralmente la transformación de la nueva señora De Winter, que se transmuta de chica tímida e insegura en una verdadera mujer.
Genial.
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