Querida Catherina

Querida Catharina,

Cuando leas esta postal estaré para mi gozo a tu lado, leyendo en tu cara la ilusión y el amor con los que la recibes.

He podido escaparme de la conferencia para visitar el museo. Creo que mientras te escribo ya habrá empezado el Pr. Vermiljoen su perorata sobre las novedades en los pigmentos, azul de lapislázuli, amarillo ocre, rojo grana cochinilla y su especialidad, el bermellón.

Poco o nada me interesan ya estas trivialidades, pues desde que llegaste a mi vida con tu frescura e inocencia completaste mi alma con tu polvo de estrella.

Dicen que la aparición de lo maravilloso es efímero, soy testigo de que se equivocan. Porque tú me emocionas y lo que me emociona me construye y queda en mí para siempre.

Con la ilusión de un niño chico, como el que guardas en tu seno, espero a la clausura del congreso para volar a tu lado.

Amor, deja que las buganvillas pardas cubran con su manto el suelo del jardín, yo las recogeré en cuanto llegue.

Un beso, tuyo eterno,

Johannes