Querido «Nadie«,
Me senté frente al espejo, miré mi rostro cansado, mis ojos con la mirada perdida, no era capaz de reconocerme. En cada aliento, sentía un dolor en el pecho, era esa maldita carga emocional que me dejaste.
Decidí borrar las lágrimas y cambiarlas por una sonrisa, eso sí, tuve que pintarla, tú encerraste la auténtica bajo mil llaves.
Pero hoy pongo un punto y final. Rompo las cadenas y mi primer paso es mandarte esta postal, desde este precioso lugar donde prometiste amor eterno.
Hoy sigue siendo mi lugar preferido. Apreciaré cada amanecer y cuando aparezcan las sombras y la noche haga presencia, daré gracias por haberme dejado.
Los colores del amanecer me recordarán lo hermosa que es la vida y que el mejor regalo es volver a respirar… Libre y con el alma cicatrizada.
Deseo que seas Feliz, el rencor no tiene cabida en mi diccionario. Doy gracias por volver a recuperar mi sonrisa. Ahora cuando vuelva a mirarme al espejo, volveré a sentirme yo.
Debería de haberte mandado antes…
Una Postal.
Se despide «Alguien».
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