Piedras en el riñón. Mi médico dice que es el peor dolor que puede sufrir un hombre.

Tarde de martes. Frío. En el taller de escritura nos han ofrecido un té caliente.

El profesor habla del tono. Pero no puedo concentrarme.

Ana es una compañera, una muy especial.

Sujeta la taza entre sus manos, justo bajo su barbilla. Disfruta del calor. Está muy atenta.

Volutas de vaho suben rozando su mejilla, con ternura etérea.

Pero no soy yo quien la acaricia.

Mi médico se equivoca.

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