Transcurría el día 736.879 del segundo milenio, cuando vi a Carlos. Era un amigo en común. No le había dado importancia, pero, por un breve momento la recordé. Cuando desperté me he dado con que el inconsciente había realizado su trabajo. ¡La había soñado!, la abrazaba, y le daba un beso que sólo correspondía a ella, era un beso en la frente, lloraba desconsoladamente por todo lo que ni en sueños podía decir. Mi alma se había aliviado por un breve momento. Por un momento inconsciente.

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