Bastándole segundos luego de alcanzar el asfalto, la lluvia en verano trae planes destrozados y tiernas sorpresas.
Unas sandalias de apresurados pasos se detienen frente al café menos visitado de la Plaza Mayor, le pertenecen probablemente a la persona más feliz ante aquel fuerte aguacero. Entra, saluda a sus compañeros y de inmediato el ritual inicia, basta sacar del bolsillo su tan pequeña como desgastada libreta y una pluma, para que justo ahí, se viva la magia de crear.
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