Estaba en el barco con mis padres rumbo a España. Una señora mayor llamó mi atención. Escribía. Me miró y me acerqué, y con dulzura me contó que estaba escribiendo un Diario de Viaje. Regresaba a su patria después de 40 años. Yo, con mis 17 años, me sentí encantada. Busqué un cuaderno y me acerqué. – Aquí dejarás un registro de las vivencias diarias, así podrás releerlas y recordarás estos días a bordo.
No volví a verla, pero ese fue mi primer taller de escritura. Aún conservo mi obra.
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