El alcohol me ayuda a inspirarme y el tabaco hace que me concentre mejor así que cojo una lata de cerveza y saco un cigarrillo de mi caja de Seven Stars. Acto seguido, lo coloco entre mis dedos y, con un suave golpe al mechero, lo prendo. Ahora la habitación huele a tabaco y el humo se mezcla con el ruido de la noche que entra por la ventana. La cerveza no ha tardado en cambiar su forma y adaptarse a la jarra. Le pego un sorbo y saco la pluma. Mañana es el primer día y tengo mucho que escribir.

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