No le dieron ninguna oportunidad durante los años que tuvo derecho a ello. Nunca pudo ir a la escuela. Aunque, en aquella época, castigaban mucho y enseñaban poco. Las cuatro reglas, escribir y leer.

Cuando tomaba asiento en el pupitre de aquel conocido taller de escritura, la sentía a mi lado.

Mi primer relato fue para ella.

Recuerdo emocionado sus humildes y sabias lecciones. Una fuente natural de conocimientos sobre la vida.

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