No recuerdo el día en el que comencé a escribir en el taller (era de noche, eso puedo decir), aunque sí que me vienen a la memoria las sensaciones que me provocó hacerlo. ¿Me estaba desnudando en público? Un poco sí, sin duda. Publicar siempre tiene algo de exhibicionismo. Sí, me confieso, era y soy un exhibicionista. La escritura es un fetiche que solo se puede alimentar desnudándose. A decir verdad, quizá tan solo estaba saliendo de mi morada para exponerme a la mirada del otro.

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