—Quítense la capucha —ordenó una voz por megafonía.
Me vi rodeado de cientos, puede que miles de personas ubicadas en un mar de pupitres. Todos disponíamos de un bolígrafo y un folio en blanco.
—Bienvenidos al enésimo secuestro de aspirantes a escritores —anunció la misma voz—. Redacten un microrrelato de 100 palabras como máximo. El ganador ascenderá al estrellato de las letras, los demás tendrán que formarse y promocionarse hasta el paroxismo de la frustración. Resistan y serán recompensados.
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