Estoy en esta mañana fría a la orilla de la calle, donde solo se escucha el ruido de algunos carros, ya casi todos están dormidos, me acobija la la sobra de la noche. Triste y solo, melancólico pensando si me ama o no, me mata el insomnio y la angustia por no saber de mi amada. Fije mi mirada al cielo y pensé hablarle a la luna, pero no se dejó ver, una mañana tan frían y tensa, se hace eterna mi agonía; ¡amor, quiero saber de usted! porque se alejó, como nube que esta, pero luego se dispersa.

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