Recostado en el suelo, con mis ojos perdidos en la nubes, admirando los colores de este hermoso cielo, a su vez los árboles con su majestuosidad me acompañan en esta hermosa poesía, cantan a mis espaldas pequeñas aves, en su canto reflejan un concierto de mil melodías, que regocijan el alma que tengo perdida. El sol quema mis brazos, dandome a entender que sigo vivo, y que mi descanso solo es una realidad a futuro. ¡Oh! Un zumbido se acerca; quedó inmóvil, y mis ojos se pierden en los suyos.

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