La mano se negaba a escribir, a estilar en el papel el cúmulo de sentires que afluía en el alma del escritor…

-¡Debo escribir! ¿Por qué no puedo?

El reclamo cundió por la habitación. Una litografía de Beethoven en la pared parecía espetarle…

-¡No eres el primero!

La prensa del día siguiente trajo este titular…

Se halló el cadáver de un hombre mayor en la calle del Barrio Obrero. Al parecer fue un suicidio, se habría arrojado desde el quinceavo piso del edificio. Su nombre: Gabriel Riascos.

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