Solo se apreciaba el oscuro y tenebroso negro, cuando estaba en un lugar totalmente desconocido. Estaba tumbado o quizás sentado o estaría volando. No sabía ni cómo estaba mi cuerpo en ese momento, pero mi cerebro lo único que me aconsejaba era intentar moverme. Pero no podía.

Estaba en la nada intentando hacer de todo. Pero no me movía. Esa inquietud de no poder moverme me estaba matando y las preguntas que me estaba haciendo, rematando. Hasta que con el mínimo abrir de ojos, pude ver el azul.

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