Cuando el moderador del taller por fin dio la partida.

Tú, te parapetaste tras la robustez del Quijote.

Preparado como siempre disparé como un rayo, cual western gringo y mis tres primeras palabras, te acertaron justo en el corazón, dejándote mal herida. Ya no tenías respuestas válidas, no pudiste recuperarte.

Di media vuelta, enfundé mi voz. Salí caminando.

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