—Te regodeas en tu amante de «la vie en rose» hasta el empalago, pero sólo explicas. ¡Crea acción!— Dijo el viejo profesor mientras Lulú torcía el gesto y una vez más se disponía a reinventar el cuento.

Alumna aplicada entregó expectante, ansíando una nueva impresión.

—Aprendes rápido— acertó a decir el profesor mientras se aflojaba la corbata y se limpiaba unas gotas de sangre que corrían por el cuello tras zafarse de las fauces del amante francés que todavía sentía mordiéndole la yugular.

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