En alguna estación me perdí un tren,

compre historias que no eran mías,

tendí manos que debiera haber rechazado,

rogue a todos los santos habidos y por haber.

Me dieron vuelta la cara,

cuando puse la cara por muchos.

No importa.

Si hay alguien que me recuerda,

valió la pena.

Como dice Sabina ,

todavía bulle sangre en mis venas

y el sol sale cada mañana.

Viejo es el viento

y aun sigue soplando.

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