Un viaje más

El sol inundaba la carretera. Max se dirigía en uno de sus viajes diarios. Se sentía emocionado y a la vez ansioso. Su coche eléctrico marcaba en el cuadro 230 km de autonomía.

– ¿Qué te mantiene con ganas de seguir? – dijo Fer, comiéndose una chocolatina.

– Amo viajar y sentir el mundo desde todas las perspectivas. Es alucinante, tan alucinante como la mancha de chocolate que me vas a dejar si se te vuelve a caer en el asiento – dijo Max con un tono sarcástico mientras veía como Fer reía.

– Venga, ahora en serio, ¿qué sientes cuando viajas? – exclamó Fer.

– Mira, Fer, conducir es como la vida misma.

– No te entiendo.

– Verás, la vida es como este coche. Ayudo a cientos de personas todos los días a moverse de un lugar a otro. Y al final, sus problemas son mis problemas, comprendo sus sentimientos y mis sentimientos se ven entendidos por ellos. En la vida, te mueves y te mueves sin parar hasta encontrar el sitio que te da paz y seguridad, y creo que mi sitio será siempre este coche. Mi interior vibra, crece y se expande cada vez que escucho un “Gracias por el viaje”… “Un abrazo y disfruta tu día”… 

Es algo tan maravilloso que me cuesta explicarlo con palabras. Los viajes pueden ser mejores o peores, pero siempre puedes salir de ellos, al igual que con los problemas de la vida. Cuando vienen esos días oscuros, los paisajes, las personas y los lugares que piso me ayudan a disfrutar de lo realmente importante. El amor y el sentir son las cosas que nos mantienen vivos. Y es precisamente eso lo que me mueve todos los días. No lo olvides.

De pronto, un policía le hizo señas de lejos para que detuviera su vehículo. Max lo paró y, tras bajar la ventanilla un poco sorprendido, el policía habló.

– ¿Sabía usted que ha pasado el límite de velocidad en 20 km/h?

Max, con cara de susto, no sabía qué decir…

– Verá, estaba teniendo una conversación increíble y no me he dado cuenta. Lo siento.

– Tranquilo, lo que me sorprende es que con quién estaba hablando, solo le veo a usted en el vehículo.

Max sonrió y lo único que dijo fue:

– La mejor conversación de la vida es hablar con uno mismo; jamás te puedes arrepentir.