No elegí vivir aquí. Ahora, mientras observo mis cosas apiladas junto a la carretera, me invade una sensación extraña. Nunca logré adaptarme a este lugar. Me pregunto si el problema fui yo o si fue la gente, que siempre me miraba con desprecio, cuando es que dignaban a mirarme, claro está. Este lugar nunca me gustó, pero no podía hacer nada en contra de a mis padres. Ellos me obligaron a quedarme, y lo hice, por mucho más tiempo del que hubiera querido. También no es que pudiera hacer algo un niño de 7 años, solo adaptarse y no cuestionar nada. Tantos recuerdos tengo de este lugar que me hace estar en un gran dualismo, pero aun así, permanecí hasta que murieron, y luego estalló la guerra.
A decir verdad, el conflicto ya llevaba años creciendo en intensidad, pero no había tenido el valor de irme hasta que alguien, a quien ahora considero un maestro, me dijo algo que marcó mi forma de ver la vida.
El carro había llegado. Me subí para comenzar el viaje con más personas. Conversamos durante el trayecto; todos regresábamos a nuestro país de origen. También coincidimos en el gran trabajo que se había hecho en nuestra ausencia. Pasamos gran parte del tiempo compartiendo anécdotas sobre por qué habíamos tenido que dejar este país en guerra. Para muchos, fue la misma razón por la que dejamos nuestro país de nacimiento. buscar una vida mejor. Yo solo les dije que era algo que había deseado y creído desde hacía mucho tiempo, pero que apenas ahora había conseguido el empujón que necesitaba.
De repente, un silencio se apoderó del automóvil. Estábamos llegando a la frontera. Mientras cruzábamos el puente, vimos de nuevo el lugar que nos vio nacer. Había más sol, el aire era más cálido, pero lo que nos hizo sonreír fue ver a la gente caminando; se notaban con menos miedos. Todos estábamos en shock hasta que la persona a mi lado me miró y me preguntó: “¿Y cuál fue el empujón que necesitabas?”
Lo miré y vi que él también tenía ese brillo en los ojos. Alguien me dijo una vez: «Inténtalo, si sientes que debes de hacerlo, porque llegará el día en que perderás los dientes y será tarde para podértelos comer».
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